AULA DE ESTUDIO

Jesús llevando la cruz, de Cotignola

Jesús llevando la cruz, de Cotignola

GIROLAMO MARCHESI DA COTIGNOLA o un seguidor suyo

(Cotignola, c. 1471 – Roma, 1540/1550).

Jesús llevando la cruz

c. 1540.

Óleo sobre tabla, 42 x 38 cm

N. R. 200.326, adquirido en Roma, 1919

 

Es una pintura de gran calidad que llegó a Montserrat el 7 de septiembre de 1918, como obra anónima. El P. Bonaventura Ubach, que actuaba en Roma como delegado del abad de Montserrat en la adquisición de cuadros, el marzo de aquel año vio esta pintura en casa del marchante Giuseppe Gonella y la apalabró. El origen italiano de esta obra es, pues, un hecho incuestionable. La revista de cultura que publicaba el Monasterio de Montserrat la reprodujo a toda página pese a que no traía ninguna atribución a un pintor famoso, como era costumbre.

 

En 1943, el Marqués de Lozoya, entonces Director General de Bellas Artes y considerado el máximo conocedor del arte hispánico, en una de las visitas a Montserrat dijo que le parecía que esta tabla tenía todo el aspecto de ser una obra auténtica de Bartolomé Bermejo, el pintor andaluz itinerante que también trabajó en Barcelona. Teniendo en cuenta que era un cuadro sin autor y la gran autoridad del Marqués de Lozoya, en unos primeros años su opinión espontánea fue tomada como un oráculo, pero con el paso del tiempo, al contrastarla con el parecer de otros estudiosos que la negaban, los inventarios de la colección de pintura de Montserrat de los años cuarenta y cincuenta calificaban la tabla Jesús llevando la cruz de obra atribuida a Bermejo, o más lacónicamente de “escuela española”. Solo cuando incluyeron esta tabla en el nuevo Museo de Montserrat, en 1963, recordaron su origen italiano y la calificaron de “Escuela Romana de mediados del siglo XVI”.

 

Esta tabla, pese a su finura artística, todavía no ha sido estudiada nunca seriamente. El marco es tan antiguo como el cuadro y muy característico de la época. El soporte son tres tablas encoladas de superficie convexa con tendencia a moverse y a deteriorar la pintura en los ensamblajes. Seguramente antes de exponerla en el Museo de Montserrat en 1963, la debieron restaurar y reforzaron el soporte de madera con un bastidor muy fuerte atornillado que ha sido la causa de nuevas tensiones y de desprendimientos de pigmentos. También hay algunos repintados en el fondo y los ángulos, pero afortunadamente la figura de Cristo se encuentra intacta y permite leer perfectamente la ejecución original.

 

En los años 90, la profesora Liliana Barroero, de la Sapienza de Roma, en su estudio global de la pintura italiana del Museo de Montserrat, al ver esta tabla con la atribución de “Escuela Romana”, la desestimó de su estudio. Mirando el dorso del cuadro y el encaje de las tablas, nos damos cuenta que la obra es antigua y que no se trata de ninguna falsificación del siglo XIX sino de una obra auténtica de un autor italiano desconocido del siglo XVI. Esta es la posición que ha adoptado siempre el Museo. En verano de 2008 visitó la sección de reserva del Museo de Montserrat el profesor Massimo Pulini, de la Academia de Bellas Artes de Bolonia, un acreditado y excelente conocedor de la pintura boloñesa y de su entorno. Pullini conocía el trabajo de la Barroero e inspeccionó atentamente nuestra tabla por delante y por detrás. A primera vista ya aseguró que la obra era auténtica, del siglo XVI, y que pertenecía al círculo boloñés, del que él era especialista. Sugirió el nombre de Girolamo Marchesi da Cotignola o de un seguidor suyo como autor de esta tabla que valoró altamente.

 

La opinión de Pullini es acreditada pero no segura. No pasa de ser una primera impresión, pero es una pista para emprender una investigación seria que no se ha realizado aún. Efectivamente las dos monografías publicadas modernamente sobre Girolamo da Cotignola con abundante ilustración muestran similitudes con la tabla de Montserrat, pero no aportan pruebas claras. Este artista trabajó sucesivamente en Bolonia, Rímini, Nápoles y Roma, donde nuestra obra fue adquirida. Pero a mi juicio la tabla de Montserrat es mucho más vigorosa que lo que he visto de este autor, tienen una finura de detalles y una intensidad que no he hallado en ninguna otra. La comparación entre la tabla de Montserrat y los otros Cristo portacroce de Girolamo da Cotignola, el que se encuentra en la Galeria Spada de Roma y el del Musée du Petit Palais de Aviñón, revela diferencias notables de ejecución pero todos están tallados según un mismo patrón y obedecen a un mismo concepto. Tal vez el de Montserrat pertenezca a la última época romana del autor o quizás sea obra de un seguidor muy hábil del maestro Girolamo da Cotignola. Sea como sea hay una pista a seguir en la investigación sobre esta tabla del Cinquecento italiano.

 

Josep de C. Laplana, director del Museo de Montserrat 

 

Bibliografía

  • Notas del Archivo del Museo de Montserrat
  • Analecta Montserratensia, II, 1918, p. 452, fig.
  • Barroero, Liliana, Dipinti italiani dal XV al XIX secolo del Museo di Montserrat, Roma.
  • Donati, Andra, Girolamo Marchesi da Cotignola, Repubblica di San Marino, Asset Banca, 2007.
  • Zama, Raffaella, Girolamo Marchesi da Cotignola, pittore, Romam Luisé editore, 2007.