AULA DE ESTUDIO

Un retrato papal del Baciccia (Giov. Battista Gaulli)

Un retrato papal del Baciccia (Giov. Battista Gaulli)

GIOVANNI BATTISTA GAULLI, conocido como IL BACICCIA
(Génova, 1639 – Roma, 1709)
Retrato del Papa Clemente X
c. 1675
Óleo sobre lienzo, 76 x 61 cm
N.R. 202.257, Donación Leopoldo Gil Nebot.
 
Giovanni Battista Gaulli conservó toda su vida sus raíces genovesas, a pesar de que tuvo que emigrar de su patria a los 19 años debido a la muerte de toda su familia por la peste. En Roma fue favorecido por la numerosa y potente colonia de genoveses, que continuaron llamándole por el renombre familiar Baciccia (de Battista), como era denominado familiarmente y entre los amigos en su ciudad natal. A los 23 años era ya miembro de la Accademia di S. Luca en Roma, una categoría que muchos pintores notables se afanaban toda la vida por conseguir. Amigo y patrocinado por el gran Bernini no tardó mucho en tener un nombre preeminente, de tal manera que tuvo, y todavía lo continúa teniendo en la historia mundial del arte, como el pintor más representativo del gran Barroco romano, principalmente por sus frescos en las vueltas y cúpulas de las iglesias romanas, que plasmaban delante de los ojos de los numerosos pelegrinos y visitantes el triunfo y la gloria del catolicismo. No cabe la menor duda que la obra más célebre, por la cual el nombre de Galli es mencionado en todos los manuales, es el techo de la iglesia del Gesù de Roma (1678-1679). Hay que tener presente que el comitente de esta obra era el Prepósito General de los jesuitas, que era genovés.

En su primera juventud genovesa, Gaulli había visto y apreciado la elegancia y el refinamiento principesco que Van Dyck daba a sus retratos. En hacerse famoso en Roma, los cardenales y la aristocracia se disputaban por hacerse retratar por Gaulli. Siete papas, desde Alejandro VII hasta Clemente XI, posaron para el pintor genovés. La mayoría de estos retratos aristocráticos permanecieron en la privacidad de los retratados y se han perdido. En cambio, los retratos papales no solo no se han perdido sino que en muchos casos se multiplicaron a base de copias oficiales.  

El concepto original de copia y la diferente valoración que hacemos en la actualidad es un fenómeno del criticismo del siglo XX. El maestro realizaba el retrato original in vivo pero después en el taller lo retocaba convenientemente y con calma, de manera que se convertía en el prototipo a partir del cual hacía otros. Tratándose de un retrato papal que obtenía el consentimiento para resultar un retrato oficial, ya de buen principio el maestro realizaba dos, uno que entregaba al Sacro Palacio y otro que se quedaba en el taller para realizar las diferentes réplicas con las que satisfacer la demanda de embajadores o de personas e instituciones que habían recibido favores del Papa y querían mostrar de ésta forma su agradecimiento, o simplemente sobrinos y otros familiares del Pontífice. El retrato de Clemente X que se encuentra en nuestro Museo de Montserrat pertenece a este género de copia auténtica y oficial. Hemos detectado tres ejemplares muy parecidos en diferentes lugares, entre los que destaca el del Palazzo Altieri d’Oriolo Romano.

En nuestro caso el pintor ha prescindido de toda la aparatosidad pontifical para presentarnos al papa Altieri revestido simplemente con la manteleta de seda roja forrada de armiño y con la cabeza cubierta con la camaura. Gaulli ha centrado toda la atención en la fisonomía del personaje, con sus finos labios y su mirada penetrante. Nos lo representa como un hombre de gobierno, perspicaz y voluntarioso, aunque sabemos que fue un papa de compromiso, elegido cuando ya tenía ochenta años y que se encontraba muy cansado, después de una vida muy intensa como gobernador de los territorios pontificios y encargado de las finanzas de la Santa Sede.
Este cuadro fue donado al Museo de Montserrat por el arquitecto Dr. Leopoldo Gil Nebot, en 2012, que lo tenía como sucesor directo de su bisabuelo Pere Gil Babot (1783-1853), comerciante, banquero, político liberal, mecenas y coleccionista de pintura. Gran parte de su colección la formó durante la etapa en la que vivió en Madrid, pero fue un gran viajero y nos es descartable que algunos de sus cuadros tuvieran una procedencia extranjera, como podrían ser París o Londres. En los inventarios familiares este cuadro constaba como Retrato de un cardenal y era atribuido a Philippe de Champagne (1602-1674). El donante, el Dr. Leopoldo Gil Nebot, nos hizo llegar el cuadro ya con esta identificación correcta del autor y del tema.
Este cuadro estará expuesto por primera vez en el Museo de Montserrat en la “Ventana abierta del depósito de reserva” durante todo un mes, del 15 de enero al 15 de febrero.

Josep de C. Laplana, Director del Museo de Montserrat